La enfermedad por Reflujo Gastroesofágico es una enfermedad crónica muy frecuente que aunque es benigna puede alterar la calidad de vida de algunos pacientes. En Endoscopias Murcia os contamos qué es y cómo nos afecta ¡Sigue leyendo!
Enfermedad Por Reflujo Gastroesofágico
En la enfermedad por reflujo gastroesofágico, los contenidos estomacales (incluyendo ácido gástrico y bilis) refluyen desde el estómago al esófago, causando inflamación y dolor en la parte inferior del tórax. Este proceso puede ocurrir de manera natural después de algunas comidas, y solo se considera una enfermedad cuando el aumento del contenido gástrico provoca síntomas molestos o complicaciones.
El encargado de prevenir el reflujo es el esfínter esofágico inferior, un anillo muscular similar a una válvula situado en el extremo final del esófago. Cuando este músculo se relaja después de las comidas o experimenta una menor presión basal, facilita el ascenso del contenido gástrico hacia el esófago.
El reflujo gastroesofágico, es una afección crónica muy común que, aunque benigna, puede afectar la calidad de vida de algunos pacientes. Aunque puede afectar a personas de cualquier edad o sexo, se sabe que los factores de riesgo de reflujo incluyen la presencia de una hernia de hiato (que implica el ascenso de una porción del estómago hacia el tórax), la obesidad, el embarazo y el consumo de tabaco.
Causas y factores de riesgo
Cuando se ingiere alimento, este viaja desde la garganta hasta el estómago a través del esófago. En la parte inferior del esófago, un anillo de fibras musculares, conocido como esfínter esofágico inferior (EEI), previene que los alimentos deglutidos regresen hacia arriba. Cuando este anillo no funciona bien, se produce el reflujo gastroesofágico.
Cuando el EEI no se cierra adecuadamente, los contenidos estomacales pueden refluir hacia el esófago, lo que se conoce como reflujo o reflujo gastroesofágico. Esta condición puede provocar síntomas y los ácidos gástricos fuertes también pueden dañar el revestimiento del esófago. Los factores que contribuyen al reflujo incluyen:
- Aumento de peso.
- Alimentos grasos.
- Bebidas carbonatadas y con cafeína.
- Alcohol.
- Tabaquismo.
- Ciertos fármacos.
¿Cuáles son sus síntomas?
El reflujo gastroesofágico (ERGE) puede manifestarse con una variedad de síntomas, que pueden variar en severidad de una persona a otra. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
- Pirosis (acidez estomacal): Es una sensación de ardor en el pecho que puede extenderse hacia la garganta. Ocurre debido al ascenso del ácido gástrico hacia el esófago.
- Regurgitación: Sensación de retorno del contenido gástrico hacia la boca o garganta, acompañada a menudo de un sabor amargo o ácido.
- Dolor en el pecho: Puede ser confundido con el dolor de un ataque al corazón. Es importante descartar causas cardíacas, especialmente si el dolor es intenso o si hay otros síntomas como dolor en el brazo o dificultad para respirar.
- Dificultad para tragar (disfagia): Puede sentirse como si la comida quedara atascada en la garganta o el pecho.
- Tos crónica o constante irritación de la garganta: El ácido gástrico que se regurgita hacia el esófago puede causar tos persistente, especialmente por la noche o después de comer.
- Ronquera o cambio en la voz: La irritación crónica de la garganta puede afectar la voz y provocar ronquera.
- Dolor de garganta crónico: La irritación causada por el ácido estomacal puede provocar dolor de garganta recurrente.
- Sensación de un bulto en la garganta (globus): Sensación persistente de tener algo atorado en la garganta, que puede estar relacionada con el reflujo.
- Regurgitación nocturna: Especialmente durante el sueño, puede haber regurgitación de ácido estomacal hacia la garganta, lo que puede causar molestias e interrumpir el sueño.
Es importante destacar que no todas las personas con reflujo gastroesofágico experimentan todos estos síntomas, y la severidad de los síntomas puede variar de leves a graves. Si experimentas alguno de estos síntomas de manera regular, es recomendable consultar con un médico para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
Diagnóstico y tratamiento
Inicialmente, el diagnóstico se basa en los síntomas típicos reportados por el paciente, como ardor y/o regurgitaciones, los cuales son suficientes para iniciar el tratamiento. En caso de ser necesarias más pruebas se realizará:
- Panendoscopia oral (Gastroscopia).
- Manometria esofágica para estudiar la Motilidad del esófago, localizar al esfinter esofágico inferior y medir su presión.
- P-Hmetria de 24 horas sin tratamiento: el catéter se sitúa a 5 cm del borde superior del esfinter esofágico inferior y durante las 24 horas se miden los episodios de reflujo, para lo cual hay que hacer una dieta normal.
Si las molestias persisten durante un largo período, son muy frecuentes o si aparecen síntomas de alarma como anemia, pérdida de peso, dificultad para tragar, entre otros, se realiza una Endoscopia Digestiva Alta (Gastroscopia) para verificar la presencia de esofagitis, hernia hiatal o esófago de Barrett. En caso de confirmarse esta última condición, se requerirán controles endoscópicos periódicos según lo indique su médico.
En algunas ocasiones, puede ser necesario realizar una PH-metría de 24 horas y una manometría esofágica (mediante un catéter colocado en el esófago), especialmente si el paciente no responde adecuadamente al tratamiento prescrito, presenta tos crónica, asma, o antes de someterse a cirugía antirreflujo para confirmar que los síntomas están relacionados con el reflujo gastroesofágico.
El tratamiento dependerá de la intensidad y la frecuencia de los síntomas, así como que usted presente complicaciones. Desde consejos de alimentación y estilo de vida como:
- Realizar comidas más frecuentes y menos copiosas, evitando así una gran distensión del estómago.
- Comer despacio masticando bien la comida pues la digestión comienza con la masticación. Una mala trituración por los dientes de los alimentos
retrasa la digestión - Evitar las bebidas alcohólicas y carbonatadas, el té y el café, las comidas condimentadas , grasas (chocolate, embutidos, quesos curados….) o ácidas
(vinagre, cítricos ) y todo lo que le produzca molestias. - No acostarse hasta tres horas después de la cena. Cenar pronto y no tomar nada más antes de acostarse
- Perder peso si tiene sobrepeso u obesidad.
- No fumar.
- Elevar la cabecera de la cama unos 15-30 cm, poniendo unos tacos de madera en las patas delanteras de la cama, no usar almohadas por que a lo
largo de la noche cambiará de postura. - No realizar ejercicio físico en el que descienda la cabeza y evitar ejercicios que aumentan la presión dentro del abdomen (abdominales, levantar
peso…) - No usar cinturones ni ropa apretada.
- Evitar el consumo de analgésicos tipo antiinflamatorios (Ibuprofeno, Voltarén), Aspirina y anticonceptivos orales.
Si se presentan complicaciones el médico puede prescribir determinados medicamentos:
- Tomar antiácidos: Almax forte, Bemolan, etc.
Cuando los síntomas son más frecuentes se precisará disminuir la cantidad de ácido que se produce en su estómago, para ello disponemos numerosos fármacos
(Omeprazol, Lansoprazol,Pantoprazol, Rabeprazol, Esomeprazol) de los que se tiene gran experiencia en su uso, algunos desde hace más de 25 años.
Habitualmente son eficaces y bien tolerados con escasos efectos secundarios.
En algunos casos el reflujo es crónico y al dejar de tomar la medicación los síntomas reaparecen, teniendo que mantener la medicación durante un tiempo
prolongado. En otros casos es posible un tratamiento “a demanda” es decir se usarán cuando aparezcan los ardores. Incluso, puede que sea necesaria cirugía.
La cirugía antirreflujo permite tratar la enfermedad. Se suele realizar en pacientes jóvenes que precisan medicación de forma continua y en pacientes con
complicaciones que no pueden controlarse con medicación.
Si tienes alguno de estos síntomas mencionados y acidez constante, pide cita a tu médico. Puedes contactarnos a través de nuestra página web o redes sociales (Facebook, Instagram y Twitter).
Fuentes: Manual MDS